DE PIES, MANOS Y LABIOS. PURO ARTE FLAMENCO JEREZ

El escenario permanece vacío y a oscuras. Varias siluetas suben a él y alguien me susurra al oído – “Aquí, cada noche es distinta”. Las luces se encienden y el color lo llena todo. Me inclino hacia adelante, con mis sentidos completamente despiertos. La música comienza y mi mirada, quizá por defecto, se centra en las guitarras y en los dedos que se deslizan por el mástil que junto a los arpegios de la mano derecha crean melodías que llenan mis oídos.

Pero las manos también crean ritmos, percusión en un cajón, palmas con palmas y sí, también pies que percuten el escenario con una frecuencia desatada, deslizándose, creando sonidos que enriquecen mis sentidos. Finalmente, llegan los labios, que hasta el momento se habían limitado a acompañar el espectáculo. Hermosos, pero discretos, hasta que llega su turno. Se desatan, lo dan todo. Y cuando dejan el micrófono aparte, y se eleva la voz, poderosa y libre al viento, percibo una leve presión en mi pecho, estoy sobrecogido, atado de pies, manos y labios. Solo me queda aplaudir cuando los artistas me saludan inclinándose ante mí. No hay más que decir. Ni sentir…

PURO ARTE JEREZ

El tablao flamenco Puro Arte no es cualquier cosa. No es un lugar de esos destinados a los guiris, para ofrecerles un poco de flamenco y que se vayan pudiendo contar a sus amigos que estuvieron en un tablao. Pero si vas de turismo a Jerez, si por una casualidad decides acercarte a Puro Arte, te llevarás algo más que eso, un estremecimiento, un zarandeo de tu cuerpo. En una palabra, ESPECTÁCULO, así con mayúsculas. Da igual si sabes de flamenco, si no. No importa si tu contacto con él no ha ido más allá de los cuatro tópicos más que conocidos. Te vas a llevar una experiencia para recordar.

Solo podemos hablarte de nuestra experiencia. Una única noche, una noche única, nada más. Porque en este lugar cada día es diferente, salvo por una constante, la magia. Y ¿Con qué quedarse de una noche? Difícil elección cuando se habla de los artistas que uno tiene la ocasión de ver.

Puro arte es el sueño hecho realidad de Raúl Ortega, bailaor, coreógrafo y premio nacional de baile. Un sueño que toma forma en un casco de bodega jerezana del siglo XIX. El espacio ya tiene su caché y Raúl ha sabido convertirlo en un teatro, eso sí, con el público muy cerquita del escenario, casi al alcance de la mano. Raúl ha sabido rodearse de artistas de primer nivel. El conjunto hace que el espectáculo sea lo que es, puro arte. Ana María Blanco al baile, Sara Salado y Agustín Mancheño al cante, Jesús Álvarez a la guitarra y el propio Raúl Ortega lideraron la noche.

Ya estás situado, tienes el espacio, conoces los personajes, es el momento de los instantes, de que te contemos los nuestros. Ya lo has leído al principio, uno de esos grandes momentos llegó cuando Sara dejó a un lado el micrófono y su voz, sin amplificar, siguió llenando las paredes de la antigua bodega haciendo que nuestras pieles se volvieran más permeables, calándonos hasta los huesos. Y para terminar, Raúl, por supuesto, con su baile enérgico, eléctrico, dejando impregnados nuestros oídos con la percusión de su taconeo imposible. El escenario, especialmente diseñado y sonorizado para que el sonido del baile sea perfecto permite que, cuando Raúl desliza sus pies por el escenario, la música de sus pies consiga unos matices únicos.

Pero ya sabes, te lo decía hace unas líneas, solo podemos contarte la experiencia de una noche, la que vivimos nosotros, pero dicen que cada noche cambia, dotada de su personalidad singular y dotada de sus propios instantes mágicos. ¿Te apetece vivir un instante mágico?