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Tallin. Puerta al pasado

ESPACIOS DE TALLIN 

¿Te gustan las ciudades medievales? ¿Caminar por calles adoquinadas con edificios de piedra? ¿Las iglesias pequeñas? Una bonita muralla no puede faltar, ¿Verdad? ¿Te gustaría viajar en el tiempo? Si es así Tallin es una de tus ciudades. Un lugar en el que se mezcla la Europa occidental y la oriental. Una ciudad en la que es palpable el sello de identidad de los países del este. Todo ello convive en sus calles, por un lado iglesias católicas (alguna repleta de escudos heráldicos alemanes) y, por otro, templos cristiano-ortodoxos.Estos son los ingredientes que encontrarás cuando pasees por sus calles. Aquí te contaremos algunos de sus secretos, los que a nosotros nos llamaron la atención, que captaron nuestro interés, los que nos hicieron anotar esta ciudad como uno de esos sitios para volver, para recrearse. Pero, como si de una peli se tratara, no te lo descubriremos todo, tienes que descubrirlo por ti mism@ y, después, reinvéntalo, haz el tuyo propio.
Cada viaje es distinto, cada momento una nueva experiencia. Tallin se divide en la Ciudad Baja y la ciudad Alta, algo así como villa arriba y villa abajo.

CIUDAD BAJA 

Cada viaje es distinto, cada momento una nueva experiencia

El viaje al pasado comienza en el pequeño callejón Sajakang (callejón del Pan) que comunica la calle Pikk (otro espacio ineludible) con la plaza del Ayuntamiento. Lo encontrarás junto a la Iglesia del Espíritu Santo (Pühavaimu kirik). La reconoceréis por su reloj, el más antiguo de Estonia. La iglesia tiene el interior tallado de madera, muy bonito. Puede que se te pase y llegues a la plaza por otra calle. No pasa nada, pero pasar por este callejón te aportará un punto de vista diferente. En la Plaza del Ayuntamiento (Raekoja Plats) justo saliendo del callejón a la derecha se encuentra la farmacia más antigua de Europa (Raeapteek), mencionada en el año 1422. A día de hoy sigue siendo una farmacia. Si disfrutas de los sitios antiguos cargados de historia te parecerá un sitio perfecto, casi casi que podrás imaginar que estás en el siglo XV. Te gustará entrar a verla porque mantiene el sabor antiguo y algunas curiosidades de otros tiempos.

En la plaza hay un mercadillo que le da mucho ambiente y, si te gustan los paseos en coche de caballos aquí podrás hacerlo, y además conducidos por conductoras elegantemente vestidas. Caminando por la calle que comienza junto a la farmacia llegamos a otro lugar indispensable es el Pasaje de Santa Catalina (Katariina käik). Es uno de esos espacios que parecen secretos (que no lo son, por supuesto). Cuando se accede a través de un arco desde la calle Vene uno tiene la impresión de que va a entrar a un recinto privado, pero se encuentra con este espectacular lugar. Es aquí donde uno se sumerge directamente en el medievo. Justo al salir del pasaje de Santa Catalina encontrarás un mercado de prendas de lana, producto nacional, junto a la muralla que en este punto es visitable. Las Murallas medievales rodean la ciudad antigua y podréis ver sus torres en varias partes de la ciudad. Nosotros accedimos a a ciudad vieja desde el puerto, Rannuvärav. Esta entrada está junto a una torre muy ancha, llamada "Gorda Margarita", más que nada porque es más ancha que alta. Cruzamos el arco de la puerta de entrada, otro lugar para amantes de las películas de caballeros y, desde aquí, recorrimos la calle Pikk. Paseando por esta calle encontrarás diversas muestras de lo que fue la Tallinn medieval, la Iglesia de San Olaf (Oleviste Kirik), algunas casas medievales; en el número 71 está el conjunto de 3 casas de la edad media llamado "Tres hermanas", en el 26 está la Casa de la Hermandad de los Cabezas Negras, en el 17 está la sede del Gran Gremio. Y al final de la calle, la Iglesia del Espíritu Santo y junto a ella el pasaje del pan, donde comenzamos a contarte nuestra visita. En este recorrido por la Pikk no dejes de apreciar los edificios modernistas que alberga. Son el contrapunto ideal a lo medieval lo que enriquecerá tu paseo.

CIUDAD ALTA (TOOMPEA)

Para pasar a la colina Toompea, tienes dos opciones: La primera es hacerlo por la calle Pierna Larga (Pikk Jalg) y la segunda por la calle Pierna Corta (Lühike jalg). La calle corta tiene escalinatas, la calle larga es en rampa. Lo mejor, subir por una y bajar por otra, según prefieras. Una vez arriba, hay varios miradores pero busca los dos que dan a la ciudad vieja (consulta el mapa), son los que ofrecen unas vistas bonitas de la ciudad, con la particularidad de que podréis ver la ciudad antigua en primer plano y la antigua en la distancia. Aquí también encontrarás la Catedral ortodoxa rusa de Alejandro Nevsky. Sus cúpulas de cebolla se ven casi desde cualquier parte de la ciudad, llamará tu atención, las iglesias ortodoxas siempre resultan arquitectónicamente interesantes. También puedes ver la Catedral de Santa María, o Toomkirik, construida en el año 1233. Era la iglesia de los nobles barones alemanes que dominaban Estonia, Letonia y Lituania. El interior de la catedral está lleno de sus escudos familiares. Para entrar en las iglesias y la catedral hay que pagar. Poco, eso sí. Tienes que tener en cuenta que las iglesias, catedrales, etc... no son como en España. En Tallin tienen un aspecto mucho más sencillo. Para nosotros, las más interesantes son la del espíritu santo, por el interior de madera, muy interesante. En este caso casi que no hace falta pagar, entrando a la zona donde se sacan los tickets se ve perfectamente. Y hasta aquí nuestra experiencia en Tallin, una ciudad que consiguió ganarse un lugar en nuestra memoria. Volveremos. Puede que como ciudad base para conocer Estonia, o quizá otras ciudades de los países bálticos. ¿Te dejará a ti la misma huella? Tendrás que comprobarlo.

El Viaje sigue...

Curiosidades

La farmacia de la plaza del Ayuntamiento se llama Mazapán o el Pan de Mart Los historiadores dicen que el mazapán, la mezcla dulce de almendras y azúcar, se originó en Persia o en Italia, pero la leyenda local insiste en que se inventó en la farmacia de la plaza de Ayuntamiento de Tallin. Hace mucho tiempo, por lo que cuenta la historia, un concejal de la ciudad cayó enfermo y llamó a la farmacia para pedir una cura. El experto boticario mandó a un aprendiz llamado Mart a hacer la medicina, y este reemplazó los ingredientes amargos por los dulces. El sabroso remedio no solamente funcionó, sino que le gustó tanto al concejal que ordenó producirlo en grandes cantidades, haciéndolo famoso en todo Tallin y fuera de la ciudad. Así, la mezcla dulce parecida al pan comenzó a conocerse como Mardileib o pan de Mart.
La leyenda de la Iglesia de San Olaf  Una vez, los nobles de Tallin decidieron construir la iglesia más alta del mundo con la esperanza de atraer a más comerciantes de la ciudad. Pero ¿dónde encontrar un maestro de obras capaz de llevar a cabo esta tarea? De repente, apareció un desconocido y se comprometió a construir la iglesia, pero pedía más dinero que la ciudad podía pagar. El hombre estaba dispuesto a renunciar al pago, en una sola condición -la gente de la ciudad tenía que adivinar su nombre. El extraño constructor trabajó rápido y no habló con nadie. La iglesia estaba casi terminada. Las autoridades de la ciudad enviaron un espía para averiguar el nombre del extraño constructor. El espía encontró la casa del constructor, donde había una mujer contando una canción de cuna para un niño: "Duerme, mi bebé, duerme, Olaf llegará pronto a casa, con el oro suficiente para comprar la luna". ¡Ahora la gente de la ciudad tenía el nombre de ese hombre! Gritaron al constructor, que estaba colocando una cruz en la parte superior de la torre, ¡"Olaf, Olaf, la cruz está torcida!" Al oír esto, Olaf perdió el equilibrio y cayó al vacío. La leyenda cuenta que de la boca de Olaf, mientras yacía en el suelo, salió una rana y una serpiente. La construcción de la enorme estructura había requerido la ayuda de los poderes oscuros. Sin embargo, el nombre del constructor, se dio a la iglesia, San Olaf.
Historia del Viejo Tomás  En la misma plaza está el Ayuntamiento, edificio gótico construido en los años 1402-1404. Arriba está una veleta, Viejo Tomás (Vana Toomas) - la figura de un soldado medieval convertida en el símbolo de la ciudad Cada primavera se celebraba un concurso de tiro con arco, para ver quién podía derribar de un disparo un papagayo de madera situado en un alto poste. Era una tradición anual seria, reservada exclusivamente para los hombres de familias nobles. Un año, por lo que dice la leyenda, ninguno de los participantes fue capaz de alcanzar el objetivo. Un muchacho valiente llamado Tomás se encontraba entre la multitud. Era de una familia pobre, pero había aprendido a tirar con arco desde una edad temprana. Animado por sus amigos, lanzó la flecha, le dio al papagayo y se metió en problemas. Pero en lugar de ser castigado, Tomás fue hecho guardia aprendiz. Se convirtió en soldado experto, realizó muchos actos heroicos durante la Guerra de Livonia y sirvió en el ejercito hasta envejecerse. Años más tarde los habitantes de la ciudad se dieron cuenta de que la veleta del Ayuntamiento, que tiene forma de un soldado con un gran bigote, se parecía mucho a este heroico soldado y comenzaron a llamar “Viejo Tomás” en su honor. Hoy en día el Viejo Tomás, como veleta y como leyenda, es un símbolo muy querido de Tallin.

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