LA LEYENDA
Érase una vez cuando la tierra estuvo seca durante semanas. En valles y colinas. La gente, los animales, los prados y jardines anhelaban la más ligera de las lluvias. Incluso el río Negro que solía murmurar a través de los acantilados se secó. Sólo en pequeños agujeros entre las rocas se podía encontrar una gota de agua que muchos pájaros buscaban para saciar su sed. La hierba junto al río estaba seca y mucha gente que solía venir aquí rezaba, implorando por la lluvia.
El cielo no mostraba piedad... Pero pronto, la Reina Negra llegó al valle con su brillante escolta. Ella tenía su corte de hadas en la montaña de Velebit y solía venir aquí y hacer a la gente feliz con su amabilidad. Estos le suplicaron, pidiéndole ayuda, para no morir de sed y ver sus cosechas perder. La reina les mostró misericordia y prometió darles el agua deseada. Entonces la lluvia cayó con truenos y destellos y llovió toda la noche y el agua creció más y más, hasta que formó trece lagos en el valle del río Negro. El primer lago fue llamado "Prošćansko" en honor de las plegarias de la gente por el agua.
Los campesinos estaban tan agradecidos que, piedra a piedra, construyeron un magnífico castillo a la Reina en la colina. El pueblo estaba contento y la reina negra les contemplaba como un hada buena y se mostraba feliz por los lagos.
Después de algún tiempo, el castillo sobre Kozjak fue abandonándose poco a poco y la reina fue a la corte de hadas del inframundo. La gente desesperada la buscaba para llevarle regalos y le oraban para que les diera una señal de que seguía viva.
Un día, de repente, el agua vino del lago Galovačko y se precipitó en la cueva. Hubo enormes inundaciones y la gente temía por sus vidas. Volvieron a rezar a la Reina Negra para ser salvados. De repente se vio un enorme rayo y el viento y la lluvia empezaron a desaparecer. En la cascada de Galovac había una luz mágica y la Reina se presentó y dijo al pueblo con voz dulce: "Queridos hermanos, sois buenos y fieles a vuestra tierra y a vuestro rey. Sois obedientes y tenaces, pero protegeréis al cristianismo durante mucho tiempo, y derramaréis vuestra sangre por vuestros señores, por vuestra fe y vuestro país.
Así, volveré a vosotros y con mi regreso, el sol de un mejor futuro se levantará y brillará. Y solo entonces, sus bosques sombríos y hermosos valles no serán abandonados, jamás. Y desde ese momento, gentes de todo el mundo vendrán a sus maravillosos lagos de Plitvice.