Pues para todos esos que respondieran esto o algo similar, hay buenas noticias. Croacia es muchísimo más.
Croacia es un país bastante desconocido aún para el ciudadano medio. Pero dispone de numerosas islas a lo largo de su costa, 698 islas y 398 islotes, solo siendo superada por Grecia en el Mediterráneo. Tampoco son muy conocidos sus parques naturales. Y de uno de ellos os vamos a hablar hoy.
¿Conocéis Plitvice? ¿No? Pues seguid leyendo que os interesará.
PLITVICE
Plitvice es la joya de la corona de los parques naturales de Croacia. No obstante, es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El gobierno croata en un intento de no masificar la zona, tiene controlado el número de hoteles que operan. La capacidad hotelera no llega a 500 plazas. Si pensamos que el parque recibe durante la temporada alta unos 7000 visitantes al día, podemos imaginar que se hace muy escaso ese número de plazas hoteleras. Debido a esto, surgieron otras formas de alojamiento conocidas como sobes. Realmente son los B&B croatas.
En nuestro viaje nos alojamos, como no, en una de estas sobes. En Villa Zora. El recibimiento fue exquisito. Vivir, aunque fuera por un día, con una familia del lugar y ver sus costumbres, fue una experiencia que recomiendo encarecidamente. En este tipo de casas se puede cenar, desayunar, almorzar. Todo bajo petición, claro está. Nosotros por falta de tiempo solo hicimos un desayuno…¡¡pero qué desayuno!!
El espacio
Volviendo al espacio natural consta de 16 lagos y 92 cascadas. Los lagos se dividen en 12 superiores y 4 inferiores. Lo particular del paisaje se debe a un pronunciado modelado kárstico. Es el río Korana el responsable, formando lagos a diferentes niveles, y creando diferentes microclimas, debido a sus diferentes alturas.
El bosque está formado por abetos y pinos en su mayoría, pero dentro de esta amplia vegetación es especialmente conocido el travertino, un fenómeno natural que transforma el musgo en roca, bien en los musgos que crecen en los rápidos, o en los juncos de las orillas de los remansos. Los tallos sirven de núcleos de precipitación de carbonatos y cales del agua, que petrifican creando formas increíbles.
Antiguamente se le conocía como el jardín del diablo, debido a su especial difícil orografía y la cantidad de gente que falleció al intentar cruzarlo.
La entrada al parque varía según la época del año, siendo la más cara en los meses de julio y agosto, unos 24 euros. En invierno su precio es 3 veces inferior, alrededor de 8 euros. Dependiendo del tiempo que se tenga, se puede optar por diferentes rutas. Para ayudar al recorrido, en diferentes partes del parque hay autobuses o barcos que te trasladan de un lugar a otro. También deciros que hay 2 entradas al parque en dos zonas distintas. De una u otra manera, vas a estar gran parte del día paseando por este paraíso terrenal.
Nosotros fuimos quizá en la peor época, a finales de verano. Recomiendan ir en otoño o en invierno, aunque cada estación tiene un color y belleza especial.
A pesar de la poca infraestructura, la organización es correcta y aunque los lugareños, ven con buenos ojos una explotación más intensiva de la zona, para potenciar la economía, los gobernantes siguen intentando conservar el lugar lo más intacto posible. Algo raro en estos tiempos.
Cómo llegar
La mejor forma de llegar es en coche. A estas alturas no os vamos a decir cómo hacerlo, pero sí que hay que pagar por dejar el coche en el parking de una de las dos entradas del parque. Para los que prefieren no conducir hay autobuses directo desde Zadar y Zagreb. Ambos tardan aproximadamente 2 horas.
Donde alojarse
Os dejamos un enlace de la web booking con multitud de opciones a distintos precios. En general el alojamiento es muy barato y nuestra recomendación es hacerlo de la manera más auténtica posible.